PARA
LEER GILIPOLLECES, ABRIR EL PERIÓDICO…
De
verdad que sí, no hace falta irse muy lejos. Puede ocurrir en la
casa de uno, en el bar o en la cafetería de la esquina. Las
gilipolleces saltan a los ojos. Basta con abrir el periódico, como
hago yo cuando me tomo el segundo café mañanero. Lo hago para
espabilar, y lo consigo.
Junto
a la taza humeante y aromática, abro
las páginas de un periódico local, y después de leer el horóscopo,
comienzo a hojearlo. Doy un sorbo a mi café, y paso páginas. Y
encuentro noticias frescas, como esta: “La marea
verde
con todos los colores del arco iris”. Paso más páginas y hallo
otra: “Estrella de levante presenta su nueva cerveza con limones de
la huerta de Santomera”. Oye, tenían que ser de Santomera, y
supongo que aplaudieron en la presentación. Empieza la cosa a
ponerse heavy,
y yo a despegar el sopor: “La Base aérea de Alcantarilla intentará
batir el récord
nacional de caída libre.” ¡Joder con la Base, quién lo iba a
decir! Aunque, después pienso, que quizá no haya intencionalidad
por parte de la base en batir ningún record, y menos de caída
libre, pues el de Cristina Cifuentes ha sido muy difícil no solo de
mejorar sino de igualar. Insuperable. De
libro Guinness.
Pero no, discurro en mi coleto, no se trata de la Base. Se
trata
de la creatividad del redactor que ha arriesgado una potente
metonimia. Y, para riesgos, otra figura literaria. Un
oxímoron, eso creo: “La ciencia se acerca a los… de
tal localidad
(omito el gentilicio por pudor) en los bares”. ¡Genial!
El ánimo
con que me he levantado, un poco tristón, parece que definitivamente
se disuelve. Se
aclara, y me aclaro.
Otra, esta imputable a una genial ocurrencia, no del redactor, sino
del individuo objeto de la noticia: “Detenido por subirse a un
tejado y lanzar tejas a la gente.” ¡Facundo, cómo está el mundo!
Y es que hay gilipollas a mansalva. Abundan. Incluso entre los
ladrones: “Ahuyentan a un ladrón en un Burger King de Murcia al
grito de “¡Policia!”.
Todo esto en el mismo día, y porque no me
he detenido lo suficiente. No me he esmerado. Y mejor así. Porque de
lo contrario debería calibrar en su justa medida noticias como esta:
“Sufre daño neurológico al operarse de juanetes”.
¡Cuánta
enjundia! Y más que no digo. ¿Seremos objeto los ciudadanos de a
pie de algún secreto plan de ingeniería social? En fin, que soy muy
ignorante. Pero mucho. No sé ponderar los adelantos de la ciencia y,
en especial, de la medicina. Ni tampoco la complejidad del ser
humano. Pero, aun con lo leído, ahora que bien lo pienso, no
espabilo. Leo, leo, y cuanto más leo, más tonto me queo.
Y es que para leer gilipolleces, basta con abrir el periódico.
Jesús
Cánovas Martínez
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Ad
astra per aspera.
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